Quien diría que con su vestido de madre guerrera se convertiría en refugio de príncipes y novatos, de escultores y presidentes.
Con una imagen parca pero con indomables recuerdos los que se entonan cada vez que sucumben las voces de aquellos que a tu frente se manifiestan...
con tu larga lengua roja en la cual se posan diferentes títulos honrosos y con victorias naufragas en un plebiscito o en una antología...
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